martes, 26 de marzo de 2019

Prevención de la obesidad infantil

La obesidad y sobrepeso infantil se han convertido en un grave problema que, en todo el mundo, afecta ya a más de 32 millones de lactantes y niños pequeños (0-5 años). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta cifra podría aumentar a 70 millones para 2025.


Cómo prevenir la obesidad infantil


  1. Lactancia materna prolongada 2-3 años y no sólo los seis primeros meses de vida. Si la lactancia es artificial mantener la leche de Inicio todo el primer año y cambiar a vaso a partir del año.
  2. Comer en familia sin ver pantallas
  3. Dar ejemplo comiendo saludablemente todos los familiares y el entorno del niño.
  4. Consumir más frutas y verduras (mínimo cinco al día).
  5. Tener comida saludable siempre a la vista y al alcance (zanahorias cortadas y peladas, coliflor, tomates, frutos secos con cáscara -recordad que los frutos secos no deben ser ofrecidos hasta los 4-5 años de edad-, etc.).
  6. Porciones adecuadas a la edad, actividad y tamaño del niño. Los platos de los niños han de ser más pequeños que los de adultos.
  7. Hacer la lista de la compra con tiempo y calma, además de programar los menús varios días antes. La improvisación y las prisas llenan el carro de comida precocinada, embutidos y, en general, de productos muy procesados poco saludables.
  8. No tener en casa patatas fritas, aperitivos, bebidas azucaradas, bollería (incluidas las galletas), lácteos azucarados, natillas, etc., aunque en la familia no haya sobrepeso. Toda la familia debe comer saludablemente, sino la situación es vivida como un castigo al niño con genética “ahorradora”.
  9. Más actividad física diaria: ir al colegio andando, pasear y jugar cada día al exterior; los fines de semana hacer excursiones a pie en familia, en lugar de ir a centros comerciales a “pasar la tarde”. Estar inscrito en actividades deportivas, por ejemplo.


Además, hay que tener claros los factores que favorecen la obesidad y el sobrepeso infantil, para aprender a evitarlos:
  • Excesivo aporte de proteínas (carne, pescado, embutido…) en la dieta diaria.
  • Dar papillas azucaradas y galletas ya en el primer año de vida (las galletas son bollería a cualquier edad).
  • Animar a comer al bebé sin respetar/reconocer signos de saciedad: girar la cara, cerrar la boca, decir “no” con la cabeza, taparse la boca, llorar, gritar. En los niños de más edad no se debe sobornar o hacer “teatro” para conseguir que coman más.
  • Leches de crecimiento -algunas con cereales, galletas y/o cacao Incorporados- en dosis excesivas y mantenidas durante largos periodos de tiempo. El 60% de estas leches lleva azúcares añadidos.
  • Tomar cereales azucarados, mal llamados “de desayuno”, de manera habitual.
  • Dosis excesivas de comida (que pueden comenzar con sobredosificación de biberones en el caso de no tomar lactancia materna) y animar a que acabe el plato.
  • Exceso de tiempo con pantallas: tabletas, móviles, televisión ordenador, consolas.
  • Comer fuera de casa con frecuencia, ya que así se eligen pocas hortalizas, bebidas azucaradas en vez de agua, se comen más cantidades de alimentos menos saludables y se piden postres azucarados en vez de fruta.
  • Consumo habitual de bebidas azucaradas: lácteos y batidos azucarados o chocolateados, zumos (sean o no caseros), refrescos tipo “deportivo”, de cola, de naranja, sabor té, etc.
  • Consumo habitual de bollería: galletas, pan brioche, bollos, cruasanes, madalenas, donuts, etc.
  • Consumo habitual de aperitivos salados (patatas fritas, ganchitos, triángulos, gusanitos, estrellas, ruedas…) y snacks (barritas de cereales).
  • Dormir menos horas de lo aconsejado: de 10 a 15 horas según edades y “personalidades”.
  • Comer deprisa, sin masticar o mirando pantallas. Comer por aburrimiento, comer por diversión, sobre todo fin de semana y festividades que inundan la vida actual como cumpleaños, carnavales, Navidad, partidos “importantes” de futbol, etc.


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