viernes, 26 de enero de 2024

Descubierta una molécula que convierte las células cancerosas en buenas

El estudio de Navarrabiomed demuestra que la molécula oleuropeína, combinada con inmunoterapia, mejora la respuesta de tumores resistentes a estas terapias. 

Ensayos pre-clínicos de Navarrabiomed han demostrado que el uso de la molécula oleuropeína (un compuesto fenólico presente en la hoja y el fruto del olivo), combinada con inmunoterapias tradicionales, mejora las respuestas clínicas en modelos animales resistentes a inmunoterapias de bloqueo PD-1/PD-L1.


Noticia completa: https://www.noticiasdenavarra.com/sociedad/2024/01/21/hemos-descubierto-molecula-convierte-celulas-7767820.html?fbclid=PAAaZO5Lj9Y1iMT26Vsph4wcjDVZjCpll2WKstLRgssxDhAvUUu2oqqbToE8o_aem_AWsjU19e-XecC7u2pbVEx2GO23Tf_xZvouvbPCasGwc_LZ335njLKl3JgxxPDdwiXwc




viernes, 19 de enero de 2024

El hito del pequeño Owen: el trozo de corazón trasplantado para curarle un fallo cardíaco crece con él

El primer trasplante parcial cardíaco a un neonato con una gran disfunción vascular demuestra su éxito: el órgano funciona y las válvulas y vasos implantados se han desarrollado a la par que el niño. 


El corazón de Owen Monroe nació enfermo. El pequeño sufría una complejísima cardiopatía, muy poco frecuente; si no se reparaba urgentemente, lo abocaba a la muerte. Las grandes arterias de su corazón, la aorta y la pulmonar, estaban fusionadas y apenas disponía de una válvula (en los corazones sanos, son dos, una por cada vaso) para controlar el paso de la sangre. El tiempo corría en su contra, el corazón se resentía a cada instante y sus médicos del Hospital Universitario de Duke (Carolina del Norte, EE UU) estudiaban a contrarreloj todas las opciones. Hasta lo incluyeron en la lista de trasplante cardíaco, aunque sospechaban que no llegaría a tiempo: acababa de nacer y ya presentaba una grave insuficiencia respiratoria que ponía en jaque su futuro. “Cada día parecía durar una eternidad. Cada día que pasaba se podía sentir que la espera pesaba sobre todo el personal de la UCI. Era tenso para todos tener que esperar día tras día sin noticias sabiendo que Owen estaba muriendo lentamente”, rememora Tayler Monroe, madre del pequeño.


La solución tradicional ante casos de recién nacidos con una disfunción valvular cardíaca irreparable suele ser reemplazar los fallos con implantes de válvulas artificiales o de donantes cadáver, pero estos tejidos tienen un inconveniente: como se trata de injertos inertes, no crecen con el paciente; y a medida que el niño se desarrolla, tienen que ir cambiándose a través de nuevas cirugías para adaptarlas al tamaño del corazón. En el caso de Owen, sin embargo, sus médicos quisieron probar una técnica pionera: un trasplante parcial cardíaco, el primero en el mundo, para implantarle tejido vivo con el fin de evitar las sucesivas operaciones para recambiar sus válvulas. La familia dio el visto bueno a este abordaje novedoso y en la primavera de 2022, cuando apenas contaba con 18 días de vida, los cirujanos trasplantaron al bebé una parte del corazón de un donante para reconstruir los vasos y válvulas afectados. La intervención fue un éxito. Tanto, que un estudio de sus médicos publicado en la revista Jama, de la Asociación Estadounidense de Médicos, revela que su corazón funciona correctamente y el tejido implantado crece con él, tal y como esperaban los facultativos.


Sin embargo, en el caso de Owen, ya se detectó en las revisiones prenatales que había problemas en el desarrollo embrionario de estas grandes arterias del corazón: “Owen tenía un raro defecto cardíaco congénito llamado truncus arterioso. En lugar de tener dos arterias y válvulas saliendo del corazón, solo tenía una, y esa válvula goteaba terriblemente. Sabíamos esto por las ecografías prenatales antes de que naciera, por lo que pudimos prepararnos para este procedimiento innovador antes de su nacimiento”, explica Joseph Turek, jefe de cirugía cardíaca pediátrica de Duke y uno de los artífices del trasplante parcial de corazón.


El equipo médico sabía que el abordaje tradicional, con el recambio de válvulas a través de injertos artificiales o de donante cadáver, no estaba exento de riesgos adicionales y abocaba ineludiblemente a los pacientes a más intervenciones futuras porque el tejido no iba a crecer. “Tradicionalmente, hay una mortalidad inicial del 50% con este enfoque y una mortalidad adicional del 15% cada año a partir de entonces, debido a la necesidad de numerosas operaciones arriesgadas para volver a reemplazar estas válvulas que no crecen”, expone Turek. Así que optaron por probar una novedosa alternativa surgida de la propia experiencia clínica con los trasplantes del corazón, cuenta el médico por correo electrónico. ”Las válvulas y las arterias crecen cuando realizamos trasplantes de corazón completos, entonces, ¿por qué no crecerían solo las válvulas y las arterias si se obtienen de un donante y el paciente receptor recibe algún nivel de medicamentos contra el rechazo?”, se planteó. Y se lanzaron a ello.


Con el beneplácito de la familia y en cuanto tuvieron un órgano disponible de un donante y adecuado para este tipo de casos —Turek matiza que ha de ser un corazón que no sirva para un trasplante completo—, le implantaron una parte a Owen. “Esto implicó coser tanto la nueva aorta (con la válvula aórtica) como la arteria pulmonar (con la válvula pulmonar). También tuvimos que reimplantar las arterias coronarias en la nueva aorta y cerrar el agujero entre las cámaras de bombeo del corazón”, explica el médico.


Fuera del quirófano, la espera se hacía interminable para Tayler y Nick Monroe, los padres del pequeño. “Fueron las nueve horas más largas de nuestras vidas. Intentamos comer pizza, pero no pudimos. Simplemente, estábamos allí sentados, mirando el reloj del vestíbulo [del hospital]”, cuenta la madre por correo electrónico. Cada hora u hora media, eso sí, recibían una llamada de la enfermera de quirófano para informarles de cómo estaba yendo la operación y, alrededor de la medianoche, los médicos les confirmaron que todo había ido bien.


La intervención fue un éxito y un mes después de la cirugía, el niño abandonó el hospital en brazos de sus padres. El seguimiento posterior durante más de un año probó que, en efecto, esas arterias y válvulas trasplantadas funcionaban perfectamente y, además, crecían como si fuesen propias de Owen. “Esta es la primera demostración de que un implante valvular puede crecer en un ser humano. Esto resuelve una serie de problemas que enfrentamos en los niños que necesitan tejidos que crezcan con ellos y puede ahorrar innumerables reoperaciones arriesgadas en estos bebés y niños”, defiende el cirujano cardíaco de Duke y autor del estudio publicado en Jama.


Válvulas para toda la vida

A falta de estudios más amplios en el tiempo sobre la evolución de Owen y otros niños con trasplante parcial cardíaco, los investigadores teorizan con que, si bien los resultados a largo plazo de un trasplante completo de corazón son limitados y el órgano acaba fallando —”[los resultados] están limitados por la inevitable disfunción ventricular”, dicen en el artículo—, “los trasplantes de corazón parciales respetan los ventrículos nativos y, por lo tanto, se espera que duren toda la vida”.


Carlos Velasco, cirujano cardiovascular del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC), apunta que este abordaje terapéutico “tiene interés” en una situación en concreto: en caso de descartar el órgano del donante porque no es válido para un trasplante completo. “El trasplante de neonatos es una rareza absoluta, es muy difícil trasplantarlos porque no hay órganos. Entonces, cuando has conseguido un órgano que no funciona, pero las válvulas sí que valen, es interesante que puedas disponer de parte de un órgano que en otro caso no se aprovecharía”, expone Velasco.


Turek confirma que, efectivamente, en el caso de Owen, “el corazón [del donante] no era apto para un trasplante de corazón completo”. “No utilizamos corazones de la lista de espera completa para trasplantes de corazón. En primer lugar, estos corazones deben considerarse inadecuados para un trasplante de corazón completo”, concuerda el médico estadounidense. De todos los corazones que se donan, estima el médico, solo la mitad cumplen los criterios para usarse para un trasplante completo, pero el otro 50% podría usarse, potencialmente, para aprovechar las válvulas, asegura.


Ya se han realizado en el mundo 13 trasplantes parciales de corazón, nueve de ellos en el Hospital Infantil de Duke

Velasco, que no ha participado en el estudio, valora, además, que recurrir a un corazón óptimo de un donante para aprovechar solo las válvulas, tendría sentido, en todo caso, “si no hubiese que darle inmunosupresores” al paciente. Estos fármacos, que se administran a las personas trasplantadas para evitar que el organismo del receptor rechace un órgano recibido, también tienen sus riesgos a largo plazo, avisa el cirujano cardíaco del CHUAC: “Hay riesgo de neoplasias [cáncer] derivados de la inmunosupresión y también infecciones”.


Turek acota su técnica a un perfil de pacientes muy concreto y defiende que las dosis de inmunosupresores son más bajas: “La mayoría de los trasplantes de corazón completos son necesarios porque el músculo cardíaco no funciona bien. El trasplante parcial de corazón es para pacientes con problemas valvulares. Afortunadamente, la cantidad de inmunosupresión necesaria en estos casos parece ser solo una cuarta parte de la que se utiliza en los trasplantes de corazón completo. Esta es una dosis que no altera la vida”.

Por su parte, el cardiólogo Ferran Gran, coordinador de trasplante cardíaco pediátrico del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, considera este nuevo abordaje terapéutico “muy novedoso, interesante y prometedor”. “Es novedoso porque en estas patologías, al poner válvulas desnaturalizadas, tienden a disfuncionar y no crecen: el niño crece y el injerto no. Y esto hace que tengas que reoperar muchas veces. Teóricamente —y es lo que se está viendo por ahora—, esto puede alargar mucho la vida del injerto”, celebra el cardiólogo, que tampoco ha participado en la investigación. Gran considera, además, que esta técnica “es mejor alternativa que la que se tenía” y añade que incluso “sería aplicable a otros pacientes con patologías menos graves”.


Trasplante de corazón parcial dominó

Según los cálculos de Turek, ya se han realizado en el mundo 13 trasplantes parciales de corazón, nueve de ellos en el Hospital Infantil de Duke. El médico defiende, además, que esta técnica “ha abierto varias puertas más para maximizar las donaciones para ayudar a los niños necesitados”. Se refiere a dos nuevas aproximaciones en las dinámicas de trasplantes: los llamados trasplantes de corazón parcial dominó y los trasplantes de corazón parcial de raíz dividida.


Con ellas, un solo órgano puede acabar salvando dos vidas. “En el trasplante de corazón parcial dominó, hay un niño que recibe un trasplante de corazón completo. Entonces, ¿qué pasa con el viejo corazón de ese niño? Generalmente se descarta. Sin embargo, si consientes que el paciente done su viejo corazón cuando se lo extraigan, las válvulas suelen funcionar bien. Estas válvulas luego se pueden usar en otro niño como trasplante parcial de corazón. Hasta la fecha se han realizado cinco de estos trasplantes parciales de corazón en forma de dominó, tres de ellos aquí en Duke. Para los trasplantes parciales de corazón de raíz dividida, un corazón donado tiene dos válvulas que salen del corazón (aórtica y pulmonar). Si divide estas dos raíces, puede realizar un trasplante de corazón parcial en dos niños diferentes que solo necesitan una válvula cada uno. ¡Un corazón ayuda a dos niños! Dos de este tipo de casos se han realizado en Duke”, explica Turek.


A pocos meses de cumplirse dos años de la pionera operación, el corazón de Owen late fuerte y vigoroso. “¡Está muy bien! Tiene algunos retrasos en el desarrollo que son comunes en los bebés cardíacos, pero camina y puede alimentarse solo. Le gusta investigarlo todo, abriendo y cerrando puertas… Realmente le encanta su segunda oportunidad en la vida”, celebra la madre. El pequeño salió del hospital con 17 fármacos diarios, pero ahora apenas toma dos y no requiere cuidados especiales. Simplemente, es “un niño normal que toma algunos medicamentos”, dice Monroe. Y añade: “Con la reparación tradicional del tronco, Owen ya se habría sometido a tres cirugías a corazón abierto para cambiar las válvulas a medida que crecía, pero no se someterá a ninguna durante el resto de su vida si todo va bien”.





FUENTE:

https://elpais.com/salud-y-bienestar/2024-01-17/el-hito-del-pequeno-owen-el-trozo-de-corazon-trasplantado-para-curarle-un-fallo-cardiaco-crece-con-el.html

martes, 9 de enero de 2024

El inmenso desafío de las vacunas contra el cáncer: “Hay resultados prometedores”

El sueño de una vacuna contra el cáncer, capaz de estimular el sistema inmune para combatir los tumores, está en el horizonte de la comunidad científica. Probablemente, nunca tan cerca como ahora. Después de años de pocos triunfos en este campo, la consolidación de otras inmunoterapias y el éxito de las plataformas de ARN mensajero (ARNm, en el desarrollo de vacunas durante la pandemia) han reavivado el optimismo de los científicos. Los resultados han sido prometedores tanto en un reciente ensayo en melanoma —con un prototipo de vacuna en combinación con otra inmunoterapia— como en otra investigación preliminar en cáncer de páncreas.



El éxito de las vacunas en las enfermedades infecciosas —el caso más reciente, la covid—, ha impulsado durante años múltiples tentativas de replicar estos hallazgos en una enfermedad tan devastadora como el cáncer, que mata a 10 millones de personas en el mundo cada año. Pero no es tan sencillo. En dolencias causadas por virus y bacterias, las vacunas acostumbran a funcionar de forma preventiva, exponiendo a un individuo a una versión debilitada o inactivada del microbio para que su sistema inmune aprenda a identificar esas amenazas y sea capaz de neutralizarlas cuando aparezcan de verdad.

Sin embargo, un tumor es mucho más complejo y encontrar una vacuna efectiva puede acabar siendo una odisea: el cáncer es distinto en cada paciente, lo que obliga a diseñar vacunas más personalizadas; y a diferencia de virus y bacterias, que nuestro organismo sabe detectarlos como agentes extraños y dañinos, las células cancerosas vienen de nosotros mismos. Se parecen a nuestras células normales y, además, tienen la capacidad de camuflarse y escapar del ejército defensivo del cuerpo, por lo que la vacuna por sí sola puede no ser suficiente.


Pese a esas diferencias, la idea en las vacunas contra el cáncer también es entrenar al sistema inmune para que reconozca las células cancerosas y las elimine. Para ello, se usa como señuelo a los antígenos tumorales (como por ejemplo, los neoantígenos), unas moléculas que se encuentran en la superficie de las células tumorales y que, como si fuesen una carta de presentación, las hacen distinguibles de las normales. Encontrar los antígenos más adecuados y administrarlos en la vacuna de forma eficiente es clave para desencadenar una buena respuesta inmune y que la vacuna tenga éxito. Hay diversas aproximaciones, desde usar vacunas basadas en ADN, en ARN mensajero (como las vacunas de la covid), en péptidos, células dendríticas o incluso recurrir a los llamados virus oncolíticos, que son microorganismos capaces de activar el sistema inmune.

Sobre el papel, la propuesta de espabilar a las defensas naturales del organismo para que luchen contra los tumores es infalible. Pero, en la práctica, los triunfos de las vacunas en cáncer se cuentan con los dedos de una mano. Entre los abordajes preventivos, el pinchazo contra el virus de la hepatitis B ha ayudado a prevenir el cáncer de hígado y la inmunización contra el virus del papiloma humano ha llegado a reducir un 87%, entre las vacunadas, los tumores de cérvix que causa este microorganismo. En cuanto a las vacunas terapéuticas, que se usan para tratar a pacientes ya enfermos de cáncer, solo hay un par de ejemplos de relativo éxito: una contra los tumores de próstata y otra, derivada de una bacteria que causa la tuberculosis, para el cáncer de vejiga; pero ambos casos presentaron beneficios muy limitados y están en desuso.


Por qué hay poco éxitos en cáncer

El camino ha sido tortuoso. Y si bien se desarrolló mucha investigación preclínica atractiva en las últimas décadas, los estudios no cuajaron más allá “por varias barreras”, advierte Laura Angelats, investigadora del grupo de Genómica traslacional y terapias dirigidas en tumores sólidos del Hospital Clínic-Idibaps. La científica se refiere, por ejemplo, a la propia diversidad de los tumores sólidos, que son muy heterogéneos y presentan antígenos diferentes; y también señala al papel clave del ambiente tumoral: “Las células tumorales no están solas, sino que tienen alrededor células inmunosupresoras que dificultan la intervención del sistema inmune”, explica Angelats.


“Se espera que una vacuna contra los neoantígenos del cáncer mejore la inmunoterapia y quizás amplíe su aplicación a tumores que no responden a ella”


El científico Miguel Ángel Perales, experto en inmunoterapia y vacunas contra el cáncer en el Memorial Sloan Kettering de Nueva York (MSK), apunta también a la heterogeneidad del propio tumor: “Varias vacunas estudiadas solamente eran dirigidas contra una parte muy pequeña del tumor y en esos casos solo hace falta una o dos mutaciones del cáncer para resistir al efecto de la vacuna”.

El oncólogo Chris Klebanoff, investigador también en el MSK, apuntaba también tras una reciente entrevista con EL PAÍS, que una de las grandes dificultades para el desarrollo de vacunas exitosas ha sido “la falta de un conocimiento exacto y preciso de cuáles son los antígenos correctos que se deben incluir en la vacuna”. Además, agrega el oncólogo: “Muchos pacientes con cáncer son mayores, lo que significa que su sistema inmunitario ha envejecido con el paso del tiempo. Y también está el efecto de que los tratamientos, como la quimioterapia y la radiación, que pueden dañar gravemente el sistema inmune. Por lo tanto, estamos atendiendo a pacientes que tienen un sistema inmunitario más envejecido y dañado”.


Esperanza en melanoma

La investigación sigue adelante. En busca de vacunas preventivas para grupos de alto riesgo —por ejemplo, para pacientes con Síndrome de Lynch, que tienen más probabilidad de desarrollar cáncer de colon— y, sobre todo, de las vacunas terapéuticas, cuyo resurgimiento en la última década da más confianza a los expertos. Hay centenares de investigaciones en marcha que miran el potencial de las vacunas en múltiples tumores, como gliomas, glioblastoma, tumores uroteliales, cáncer de ovario y cuello uterino o intestino delgado y colon, entre otros.

Peter D. Katsikis, investigador del Departamento de Inmunología del Hospital Universitario Erasmus de Rotterdam y autor de un análisis sobre los retos de las vacunas personalizadas, apunta que el éxito de la inmunoterapia en los últimos años “ha reavivado el interés por las vacunas contra el cáncer”. “Se espera que una vacuna contra los neoantígenos del cáncer mejore la inmunoterapia y quizás amplíe su aplicación a tumores que no responden a ella”, valora.

Algunos estudios, de hecho, han vuelto a abrir la puerta a la esperanza. “Los resultados están siendo prometedores”, sintetiza Luis Álvarez-Vallina, jefe de la Unidad de Investigación Clínica en Inmunoterapia del Cáncer Hospital 12 de Octubre-Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Las farmacéuticas Moderna y Merck, por ejemplo, estudian un prototipo de vacuna contra el melanoma que usa la plataforma de ARNm. Y según ambas compañías, este preparado en combinación con pembrolizumab —que es un inhibidor de puntos de control, un tipo de medicamento de inmunoterapia que ayuda a desactivar los frenos que pone el tumor al sistema inmune—, logró que el riesgo de recurrencia o muerte se redujese un 44% en un estudio en fase dos. El estudio en fase tres ya está en marcha. “En pocos años dispondremos de vacunas y las vacunas personalizadas podrían llegar muy pronto a la clínica”, augura Álvarez-Vallina.

Los ensayos actuales se están focalizando especialmente en los tumores más inmunogénicos, es decir, en aquellos que son reconocibles para el sistema inmune y donde la inmunoterapia acostumbra a funcionar. Cuantos más neoantígenos presente un tumor, más inmunogénico será. El melanoma es un ejemplo, pero no el único. “Aquellos tumores provocados por el tabaco, como el de pulmón o vejiga, también generan muchos neoantígenos aberrantes. En estas enfermedades, hay estudios en fase uno en los que aumentas el tiempo de respuesta, al añadir a la inmunoterapia una vacuna autóloga, hecha a partir del tumor del propio paciente”, explica Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia (VHIO). Perales también destaca los “resultados prometedores en cáncer de pulmón” de una vacuna de ADN: “Se demostró que un año después de iniciar el tratamiento, seguían vivos más pacientes del grupo con vacunas que los que habían recibido quimioterapia”.


Combinar vacunas e inmunoterapias

También han empezado a verse resultados en tumores en los que, hasta ahora, las otras inmunoterapias solas no habían logrado grandes éxitos. Un estudio preliminar en cáncer de páncreas, que es uno de los más mortíferos, demostró que una vacuna, en combinación con un inhibidor de puntos de control y una quimioterapia, lograba activar el sistema inmune en ocho de los 16 pacientes del ensayo: ninguno de los ocho tuvo una recaída en el tiempo que duró el estudio (18 meses).

Hay muchas líneas de investigación en marcha, pero las plataformas de ARNm son, según los expertos, uno de los abordajes más prometedores. “La revolución son las nuevas vacunas en ARN y las herramientas que permiten potenciar los neoantígenos y hacer vacunas a la carta: si conseguimos activar el sistema inmune de forma eficiente usando plataformas de ARN que permiten generar vacunas con 24 neoantígenos, conseguiremos respuestas muy importantes. Ese es el camino”, sentencia Álvarez-Vallina.

En lo que sí coinciden los científicos es que las vacunas contra el cáncer no trabajarán solas. Los resultados más esperanzadores se han visto en terapias combinadas con otros tratamientos, un enfoque “poderoso”, según los expertos, para superar ese microambiente tumoral hostil que no deja trabajar al sistema inmune. “Las vacunas de ARNm van a significar, sobre todo en tumores sólidos, y en combinación con los inhibidores de puntos de control, un incremento de los pacientes largos respondedores”, asegura Álvarez-Vallina.


Retos pendientes y “exceso de optimismo”

La investigación de vacunas contra el cáncer ha pisado el acelerador, pero quedan flecos sueltos. Por ejemplo, resume Álvarez-Vallina: “La personalización, que implica complejidad logística y presupuestaria, y encontrar la combinación de antígenos adecuados que puede ser efectivo para un grupo de pacientes con cáncer”. Ahora, la propia heterogeneidad del tumor obliga a fabricar las vacunas una a una, específicamente para cada paciente, lo que implica también un elevado coste. Pero se están buscando soluciones. “Hay tumores que tienen antígenos comunes y se pueden hacer vacunas preparadas, por ejemplo, en melanoma. Pero otros, como en el de páncreas o el de colon, los antígenos son muy variados. Se están generando estudios para ver qué antígenos tienen en común el 20% de los pacientes”, explica Tabernero.

El oncólogo del VHIO, que alerta de la complejidad de estas terapias y pide no caer en un “exceso de optimismo”, advierte, por otra parte, de que “en el tumor, las células son heterogéneas y van evolucionando y van desapareciendo los antígenos con los que se hizo la vacuna”. Y eso puede influir en la respuesta a la terapia.

El cuándo y a quién se administrarán las vacunas también son cuestiones que están sobre la mesa. “Por los datos que tenemos a día de hoy, vemos que la aplicación más factible es en tumores en estadios más precoces, tras la operación”, defiende Angelats. Klebanoff abunda en esta misma línea: “Inicialmente, será solo para un subconjunto de cánceres, probablemente en los que un cirujano haya extirpado toda la enfermedad observable. Por eso, vamos a utilizar la vacuna en un entorno patológico más temprano, para tratar de prevenir la recurrencia o la recaída del cáncer. Ese es el lugar en el que es más probable que algunas de las vacunas contra el cáncer muestren un efecto”.

En el aire queda también saber durante cuánto tiempo funcionará una eventual vacuna, si su efecto es para siempre o si se requerirán dosis de recuerdo. “No lo sabemos”, admite Angelats, que apela a la cautela y recuerda que, en cualquier caso, “se tienen que consolidar los resultados obtenidos” en los primeros ensayos y “testar estos tratamientos en otro tipo de tumores diferentes al melanoma”. Katsikis también ve “poco probable una implementación amplia a corto plazo”. Todavía faltan capítulos por escribir en la prometedora historia de las vacunas contra el cáncer.


FUENTE

https://elpais.com/salud-y-bienestar/2024-01-07/el-inmenso-desafio-de-las-vacunas-contra-el-cancer-hay-resultados-prometedores.html?fbclid=PAAabNH-ISisFS56rtqplRh-uoDhOP-no-Pdi53zSoUoOP2KRx8MStOzd3F4A_aem_AbwYsOrRL5Q3jTJW---W1k__X2X4A3b7ZffUhbWAzOQGR0Xq_vXKsjVstE-DB4YBN-o









Descubren en Navarra cómo tratar uno de los problemas dentales más comunes de la población

https://navarra.okdiario.com/articulo/sociedad/descubren-navarra/20240108112836519868.html Navarra.com Martes, 09 de enero de 2024

miércoles, 3 de enero de 2024

Charla de la ONG "Y OS LO CUENTO". Jueves 21 de diciembre.

 


Xabier Luna Berago nos habla de esta ONG que nace con el espíritu solidario y de cooperación, para aportar su granito de arena y tratar de mejorar la vida en lugares donde hay menos oportunidades. Con el objetivo de dar a conocer realidades desfavorables, colaborando con ONG de aquí, con proyectos en terreno, o ONG locales.
A su vez tratan de desarrollar acciones y proyectos que mejoren y cambien las situaciones de injusticia existentes. Por eso, en CIP ESTELLA nos han contado experiencias sanitarias en Sudamérica y Áfricas, con talleres de RCP, higiene postural, sobre la higiene en la salud a través del agua, sobre los proyectos de discapacidad, sobre la falta de recursos para atender, la dificultad de acceso a la sanidad...
Participan 62 alumnos, de los grupos 1AP, 1EN, 2AP.











Xabier Luna Berango (ponente) e Irama Santamaría (profesora del departamento de Sanitaria).